Pérdida involuntaria de orina
La incontinencia urinaria consiste en la
pérdida involuntaria de
orina. El afectado tiene una necesidad imperiosa y repentina de orinar
pero es incapaz de retener la orina.
Los escapes pueden producirse al estornudar, reír, realizar algún esfuerzo o
ejercicio físico. Supone un problema higiénico, social y psíquico, ya que
influye en la actividad cotidiana del enfermo y reduce su calidad de vida.
La incontinencia no es una enfermedad en sí misma, sino la consecuencia de
una alteración en la fase de llenado vesical que se presenta en numerosas
enfermedades. Es más común entre las mujeres, los niños (enuresis) y los
ancianos, afectando a más del 15 por ciento de los mayores de 65 años no
institucionalizados y al 35 por ciento de los ingresos en los hospitales.
Causas
La incontinencia urinaria se produce cuando la
presión dentro de la
vejiga es superior a la presión en la uretra.
Este trastorno puede deberse a una hiperactividad del músculo detrusor. Los
principales motivos son:
- Problemas
o daños neurológicos.
- Por una
alteración del esfínter externo y de los músculos del suelo pélvico.
- Por el
fallo del esfínter interno ante una relajación inapropiada o lesión
orgánica.
Síntomas
El principal síntoma de la incontinencia
urinaria es la pérdida de orina al toser y estornudar, realizar actividades
físicas o mantener relaciones sexuales.
Próstata
La
próstata
es una glándula pequeña del tamaño de una nuez que se sitúa debajo de la
vejiga, delante del recto y forma parte del tracto reproductivo masculino, ya
que produce un líquido que combina con el esperma para formar el semen.
Al nacer,
la glándula de la próstata es pequeña. Cuando los
niveles de
testosterona aumentan durante la
pubertad,
la próstata crece de manera rápida, doblando su tamaño a los 20 años de edad.
El crecimiento se ralentiza durante las próximas dos décadas y la próstata no
suele causar problemas durante muchos años.
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un agrandamiento no
canceroso de la glándula prostática cuya prevalencia aumenta progresivamente
con la edad. De hecho, menos del 10 por ciento de los hombres de 30
años de edad tiene agrandamiento de la próstata. A los 40 años, el hombre
experimenta un segundo agrandamiento. La mitad de los hombres tiene un
agrandamiento de próstata a los 60 años de edad, y a los 85, el 90 por ciento
de los hombres tiene un agrandamiento de próstata.
A medida que la glándula aumenta, obstruye con el flujo de orina en la
uretra. Esto incrementa la función de la vejiga para eliminar la orina. Con el
tiempo el problema se agrava y con frecuencia la vejiga no llega a vaciar toda
la orina.
Causas
Sus causas más corrientes son el
envejecimiento y
la presencia de andrógenos u
hormonas sexuales masculinas.
Síntomas
El crecimiento de la próstata suele venir acompañado de síntomas
obstructivos como
micción vacilante o intermitente, disminución
de la fuerza y adelgazamiento del calibre del chorro urinario. También pueden
presentarse síntomas irritativos como
disuria (dolor, molestia
o sensación urgente que se presenta al orinar), frecuencia urinaria,
nicturia
(aumento de la frecuencia urinaria nocturna), y
urgencia por ir al baño.
El agrandamiento de próstata puede hacer que sea más difícil orinar. No
todos los hombres que tienen un agrandamiento de próstata experimentan los
síntomas.
Los síntomas pueden ser leves debido a que el músculo de la vejiga es capaz
de compensar la presión del agrandamiento de la próstata sobre la uretra. La
presión de la próstata en la uretra produce una corriente interrumpida o débil
de orina. Otros síntomas incluyen:
- Dificultad
para empezar a orinar.
- Permanencia
de la dificultad tras haber orinado.
- Sensación
de no haber vaciado la vejiga por completo
La gravedad de estos síntomas sucede cuando la orina que se encuentra en la
vejiga produce irritación. Estos síntomas incluyen:
- Micción
dolorosa.
- Necesidad
de vaciar la vejiga constantemente, especialmente por la noche.
- Sensación
de urgencia que acompaña a la necesidad de orinar.
- Pérdida
del control de la vejiga (incontinencia).
Impotencia sexual masculina o disfunción eréctil
La impotencia sexual masculina o disfunción eréctil es la
incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una
relación sexual satisfactoria.
Debe diferenciarse de otros problemas sexuales, como son la falta de deseo,
las alteraciones de la eyaculación (eyaculación prematura, eyaculación
retrasada y ausencia de eyaculación) o los trastornos del orgasmo.
La impotencia o disfunción eréctil es una enfermedad frecuente que si no se
trata puede llegar a afectar a las relaciones con la pareja, la familia, el
entorno laboral y social. Todos los hombres pueden llegar a tener problemas
para tener una erección en su vida, especialmente si están cansados, tienen
estrés, una enfermedad grave o están bajo los efectos del alcohol y las drogas.
Causas
La impotencia o disfunción eréctil puede originarse por:
Causas psicológicas
En estos casos, el pene no presenta ninguna alteración
física, sin embargo, enfermedades como la ansiedad (provocada con frecuencia por el miedo a
no conseguir una erección o a defraudar a la mujer), la depresión, los problemas con la pareja e
incluso el estrés pueden afectar al acto sexual.
También la preocupación excesiva por los problemas laborales, sociales o familiares
implican que no se dedique la atención necesaria al acto sexual. La fatiga, la
inapetencia, la falta de ejercicio, el insomnio o un fracaso laboral también desequilibran
los reflejos sexuales.
Causas vasculares
Este tipo es muy habitual. El pene no puede acumular la sangre necesaria
para que se dé una erección, generalmente porque no llega en suficiente
cantidad. Fumar, la hipertensión arterial, la diabetes, algunas enfermedades cardiacas y aumento
en los niveles de colesterol en sangre pueden provocar trastornos
vasculares que dificulten la erección.
Causas neurológicas
En estos casos se produce una interrupción en la transferencia de mensajes
del cerebro al pene porque existe una lesión en los nervios implicados. Esto
ocurre con las lesiones de la médula espinal, la esclerosis múltiple o tras algunas intervenciones
quirúrgicas en la pelvis.
Causas hormonales
Son poco frecuentes. Generalmente se deben a una falta de hormonas sexuales masculinas.
Causas farmacológicas
Existen varios medicamentos que tienen como efecto secundario disminuir la
capacidad de tener una erección. Entre ellos hay algunos fármacos para tratar
la hipertensión, las enfermedades cardiacas y los trastornos psiquiátricos.
Síntomas
El principal síntoma de la disfunción eréctil es un cambio en la
calidad de la erección, tanto en términos de rigidez, como en la
capacidad de mantener una erección.
Si la impotencia se origina por causas físicas, uno de los principales
indicadores en la incapacidad para tener o mantener una erección al
despertarse por la mañana.
En cambio, si se origina por causas psicológicas, la impotencia suele
producirse durante un periodo de tiempo concreto (mientras dure la situación de
estrés, por ejemplo). Si persiste durante más de tres meses el paciente deberá
buscar un urólogo especializado en impotencia.
Fuente:
DMedicina.com